viernes, 4 de julio de 2008

CON LICENCIA PARA MATAR... O HACER REÍR

En plena Guerra Fría, el cine y las series de espionaje estimularon la imaginación de millones de espectadores a lo largo del mundo. Una multitud de personajes de culto se resisten a desaparecer.

Desde 1947, a poco de finalizada la segunda guerra mundial, y hasta 1991, el mundo fue rehén de la hostilidad entre los dos bloques que se enfrentaban en la llamada Guerra Fría. Con la amenazante presencia de la bomba nuclear (de estreno reciente en Japón), un enfrentamiento directo hubiera causado una catástrofe general.

En este contexto de gran tensión, el espionaje se convirtió en un arma tal vez más poderosa que el tanque o el misil. El cine, nunca ajeno a la realidad histórica ni a su utilidad como herramienta de propaganda, hizo su jugada.

El celuloide comenzó a mostrar las incursiones de cada potencia detrás de las filas enemigas, la CIA versus la KGB, a menudo eran organizaciones de nombre ficticio pero inspiradas en las verdaderas. Acorde a la posición política del bloque occidental capitalista, los rusos eran los malos, como antes fueron los alemanes y como actualmente suelen ser los árabes.

AL SERVICIO DE SU MAJESTAD

El agente James Bond sigue siendo uno de los héroes de acción más importantes del séptimo arte. También conocido como 007, el personaje fue creado por Ian Fleming en 1952, apareció por primera vez en su novela Casino Royale. Fleming escribió la novela durante su estadía en Jamaica, en una casa llamada Goldeneye, y se inspiró para ello en sus servicios prestados en la Inteligencia Naval. Su historia se ha convertido en una franquicia millonaria y la prensa ha vinculado el personaje con diversas personas que se desempeñaron como espías o agentes encubiertos en la vida real.

El primer actor que interpretó al agente fue Sean Connery, ningún sucesor logró imprimirle al personaje características tan entrañables, “alguien abierto a todo, le gustan el vino, la comida y las mujeres”.

Las películas del agente inglés institucionalizaron ciertos clichés del cine de espionaje: las peligrosas y bellas “chicas Bond”, los artilugios tecnológicos (gadgets) que esconden todo tipo de armas, autos blindados, etc.

MISIONES IMPOSIBLES Y FANTÁSTICAS

“Este mensaje se autodestruirá en cinco segundos” concluía la voz en la cinta que informaba de cada nueva misión. Misión Imposible fue protagonizada por James Phelps (Peter Graves), quien lideraba un grupo secreto encargado de diferentes misiones, que como el nombre indica, eran bastante complicadas. Se emitió desde 1966 a 1973, por la cadena CBS, y tuvo una segunda etapa en 1988, en total sumó 171 episodios.

El Prisionero (1967) es una serie inglesa de culto, con influencias de 1984, la novela de Orwell. Estaba protagonizada por Patrick MacGoohan y actualmente es reconocida como una gran obra y posiblemente sea llevada al cine por el director Simon West.

MacGohhan interpreta a un agente del gobierno británico que renuncia, es secuestrado y despierta en La Villa, un lugar donde todos los habitantes son sospechosamente felices. A medida que avanza la serie vamos descubriendo que el lugar es en realidad una prisión.

El Agente de CIPOL (1964-1968) ofrecía una alternativa un tanto más fantástica a las historias de Bond, tan fantástica que un ruso hacía de bueno en plena Guerra Fría, hablamos del personaje de Ilya Kuryakin. Con un presupuesto bastante limitado, se las ingeniaron para recrear los distintos países con escenografías de interiores. Las aventuras de estos dos agentes se vieron a lo largo de 105 capítulos y 9 películas.

LA CONTRACARA DE BOND

Detrás del reciente film Get Smart, protagonizado por Steve Carell y Anne Hathaway, se encuentra una de las historias de espías más recordadas, la del Super Agente F86.

Maxwell Smart es un agente bastante torpe que, junto a “la 99”, trabaja para CONTROL y se enfrenta a la organización criminal CAOS, conformada por ex oficiales nazis, agentes soviéticos y villanos orientales como el Doctor Sí.

El más recordado de sus gadgets es el “zapatófono”, un prototipo bastante original del inexistente teléfono celular. También aparecían otros “avances tecnológicos” como el “cono del Silencio”, los increíbles escondites del Agente 13 y la pistola de dedo (de dos tiros)

La presentación de la serie, cuando Maxwell entraba al cuartel general de CONTROL, podía verse una y otra vez sin aburrirse, mientras él atraviesa todo tipo de puertas blindadas hasta llegar a la cabina telefónica

Comenzó a emitirse el 18 de septiembre de 1965 y se canceló en 1970. Llegó al cine por primera vez en 1980, la película se llamó “La Bomba que Desnuda”, volvería en 1989 con una película para televisión, “Get Smart, Again”. En 1995, la Fox pretendió reflotar la serie con una nueva versión pero, luego de siete episodios, el rating no acompañó y fue cancelada.

YEAH BABY!

Si bien Austin Powers es un personaje creado en la década de los 90’, mantiene ciertos puntos de contacto con el cine de espionaje de los 60’. Mike Myers, dijo haberse inspirado en la canción “The Look of Love”, incluida en la banda sonora de Casino Royale, de 1967.

Austin, al igual que Bond, es un seductor nato, aunque en realidad es un tipo bastante desagradable. En 1967, el agente Powers decide congelarse criogénicamente para combatir, con toda su parafernalia psicodélica y treinta años después, a su archienemigo, el Dr. Evil.

Otras series de espionaje de la época de oro son El Santo y Los Vengadores, ambas tuvieron sus remakes no hace mucho. Actualmente, personajes como el de Vin Diesel y Ice Cube (en XXX 1 y 2), buscan reformular la figura del héroe del género. Muchas de las viejas series pueden verse a menudo en el cable, James Bond goza de excelente salud y Maxwell Smart regresa en la piel del excelente comediante Steve Carell. Ya muy lejos de la Guerra Fría, el espionaje parece seguir siendo un buen negocio.

Luis de Avila

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