Nueva Zelanda no será el único que prohibirá las bombillas incandescentes, a dicha iniciativa se sumaran: Irlanda el año que viene, Australia para el 2010, California y Canadá para el 2012 y más adelante
"La tradicional bombilla es tecnología muy antigua, y muy ineficiente", dijo el ministro de energía de Nueva Zelanda David Parker. "Sólo el cinco por ciento de la energía que utiliza genera luz - el resto se pierde como calor. Hay toda una nueva generación de iluminación que es más rentable, ahorra energía y es mejor para el medio ambiente”. Parker dice que la prohibición se traduciría en importantes ahorros de costes para los consumidores, reduciendo el consumo de energía de alumbrado en un 20 por ciento para el año 2015 y ahorrar unos 380 millones de dólares a partir de 2020.
Las bombillas incandescentes, patentadas por Thomas Alva Edison a finales del siglo XIX, han permanecido casi sin cambios desde su invención y se basan en la incandescencia de un filamento metálico. Sin embargo, parte de la energía que se necesita para poner al rojo vivo el filamento se convierte en calor, con lo que consumen hasta 10 veces más energía que una bombilla fluorescente. Un menor gasto de energía eléctrica contribuye a reducir las emisiones de efecto invernadero porque la mayor parte de la energía que consumimos procede de la quema de combustibles fósiles.
Según estudios el alumbrado doméstico es responsable del 20 por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, si los europeos sustituyeran sus antiguas bombillas incandescentes por las de bajo consumo, que utilizan entre cuatro y cinco veces menos energía, disminuirían su factura eléctrica anual en 10 millones de euros y emitirían 25 toneladas menos de CO2 al año.
Fuente: BusinessGreen
Damián Genes
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