En toda frontera siempre se vive un excitante choque de culturas, algo que sumado a los fenómenos migratorios es un factor clave de evolución artística, la música no escapa a la regla.
El rock n’roll, hijo del blues y el country, luce irreconocible luego de décadas de innovaciones y crossover. Sería una empresa casi imposible reseñar todas las incursiones de músicos del rock hacia otros ritmos. Se trata pues de una mirada parcial a ciertos sucesos determinantes.
OYE COMO VA: EL LATIN ROCK
Los descendientes de latinos residentes en los Estados Unidos también fueron alcanzados precozmente por la fiebre del rock. En esos días, Ritchie Valens fue el mejor ejemplo de rockero latino. A pesar de su muerte a los 17 años, en el accidente aéreo donde también murieron Big Bopper y Buddy Holly, quedó en la historia del rock con "La Bamba" y "C'mon let's go", ambos hits de 1958 y con sendas versiones de Los Lobos. Otro chicano que logró mediano éxito en esta época fue Chan Romero con "Hippy hippy shake" de 1959.
Pese a estos antecedentes, no podemos concebir un rock latino como tal hasta que Carlos Santana llegó a EE.UU. Luego de foguearse en los antros de Tijuana, se instala en San Francisco en 1966, en pleno auge sicodélico. Luego de su exitosa presencia en Woodstock, vuelca toda su inclinación por el son cubano en "Santana" (1969) y más tarde en "Abraxas" (1970), donde brilla la memorable versión de "Oye como va", un tema de Tito Puente.
El vals y la polca, de los inmigrantes del este europeo, se cruzó con el corrido y el mariachi dando origen al Tex Mex. A este género, nacido del vínculo fronterizo entre México y Texas, se agregó la guitarra eléctrica y la batería a instancias del auge rockero.
El ska surge en Jamaica gracias a la fuerte influencia de las radios del sur norteamericano y artistas como Fats Domino. Producto de las raíces afroantillanas y el rhythm and blues norteamericano, este sonido pronto derivó en el rocksteady y luego en el reggae.
Los “rudeboys” jamaiquinos, personajes de reputación cuestionable, llevaron consigo sus discos de ska al emigrar a Inglaterra. Allí hicieron buenas migas con los skinheads británicos que adoptaron esta música como propia. Cuesta creer que estos jóvenes negros formarían un frente común con los skinheads para enfrentarse, en duras peleas callejeras, a hippies y pakistaníes.
En la siguiente década, el reggae se consolidó cuando Bob Marley aterrizó con los Wailers en la Inglaterra de 1972. Un año después, fichado por el sello Island, lanzaba “Catch a Fire”. El compromiso social y reivindicativo de sus letras sería fermental en los acontecimientos que vendrían después. En la película "En el nombre del padre" (1993), puede notarse la presencia jamaiquina en el Londres de fines de los '70… sobre todo en las cárceles.
En 1977, un nuevo impulso el movimiento al Ska fue conocido como “Two Tone”. Las bandas más destacadas eran The Selecter, The Specials o Madness. También se vivía la explosión punk, ellos fueron fundamentales en la propagación del reggae por Gran Bretaña, la banda que más aportó a ello fue The Clash. Desde el principio, en su disco homónimo de 1976, versionaron "Police and thieves" de los jamaiquinos Junior Murvin y Lee Perry; uno de los primeros rastros reggae en el rock.
Cansados de la presión del estereotipo punk y como una vía de escape, graban su obra fundamental, London Calling (1979). Un álbum doble al precio de uno sencillo, donde confluyen todas las inquietudes estilísticas de estos “punks rojos”; rockabilly, ska, rocksteady, hard rock, R&B y mucho reggae. Del mismo año es “Reggata de Blanc” de The Police, un aporte nada despreciable al nuevo estilo, con joyas como “Message in a bottle” o “Walking on the moon”.
Luego de la separación de The Clash, la carrera posterior de Strummer, con Los Mescaleros, y Mick Jones, con BAD (Big Audio Dinamite), también se caracterizó por lo exótico y la experimentación. Por la misma época, mientras el reggae era importado al Río de la Plata en las valijas de un tal Luca Prodan, el espíritu ska fue representado por los Fabulosos Cadillacs.
LOS SONIDOS DEL TERCER MUNDO
En 1971, el baterista de Cream, Ginger Baker, y el nigeriano Fela Kuti se suben a una Land Rover y viajan por Africa para conocer las nuevas expresiones musicales del continente. Ambos forman la banda Africa 70 en Lagos. Así nacía el interés del rock por la música de los africanos.
En 1986, ante la desconfianza de los ejecutivos de su sello, Paul Simon viaja a Sudáfrica detrás de la inspiración perdida. El resultado fue "Graceland", mejor disco del año según los Grammys. La participación del grupo coral Ladysmith Black Mambazo combinada con el talento folk de Simon fue irresistible para público y critica. En su siguiente disco, “The Rythm Of The Saints” (1990), siguió explorando ritmos tercermundistas, esta vez de Brasil y Camerún.
Otra vez los Clash marcan tendencias. En su disco triple “Sandinista!” (1980), los temas "The Magnificent Seven" y "Lightning Strikes” introducen por primera vez los versos rapeados en el rock.
Los Beastie Boys comenzaron su carrera en 1979 como una banda de hardcore y punk rock. Su tema más famoso "Fight for Your Right” es una fusión perfecta de rap y rock. En esta misma línea, sus colegas de Run-D.M.C graban “Walk This Way” de Aerosmith en su disco “Raising Hell” (1986), el exitoso cover contó con la presencia de Steven Tyler y Joe Perry.
Los thrashers neoyorkinos de Anthrax publicaron en 1987 el primer antecedente directo del rapcore, se llamó “I'm the man” y estaba pensado para ser tocado con los Beastie Boys. En ese mismo año registraron una colaboración con los incendiarios Public Enemy y su tema “Bring the noise”. En los ’90, herederos de esta tradición fueron los polémicos Rage Against the Machine; una aplanadora de punk, hardcore funk y rock duro, donde Zach de la Rocha alternaba sus venenosas rimas antisistema.
Con tantas ofertas en el panorama musical, el dilema parece ser, más que nunca, entre buena y mala música, entre lo original y la mera copia. "Cualquier arte debe sufrir retos, cambios, reinterpretaciones. Si no sobrevive, es que no vale la pena" dijo alguna vez Tom Waits. Tantos cruces y experimentación no han logrado la defunción del rock, en muchos casos lo han fortalecido. Sin embargo, existen retos cuya resolución determinará si el original espíritu contestatario y rupturista sobrevive o sucumbe aplastado por el simple golpe de efecto. Nunca viene mal saber de donde se viene y regar un poco más las raíces.
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