Con la lenta agonía de la dictadura militar no solo resurgió el rock uruguayo, también apareció el heavy metal. El consenso general dice que la primera banda uruguaya de metal fue Ácido, luego llegarían Cross, Alvacast, Angkor Vat, Shock, Sádica y otras.
Eran tiempos difíciles, los locales para tocar en vivo como “El Templo del Gato” eran escasos. No existía Internet para enterarse de los toques, conseguir información o descargar discos.
Los toques eran caóticos e imprevisibles, la violencia estaba a la orden. El tema de Chopper “La bronca de una noche”, basado en hechos reales, ilustra fielmente la atmósfera que se vivía. “Mi madre me vio por primera vez en la tapa de un diario pero pegándole a un bajista (...) los punks destruyeron el local. Marcelo Cross había puesto las luces robóticas, las destrozaron" señala su ex cantante Fabián Furtado.
Chopper reinó en los 90 y se hizo fuerte en La Factoría, el popular boliche que funcionaba en la calle Agraciada, detrás de la sede de Wanderers. Siempre a lleno total, compartieron escenario con La Trampa, A.N.I.M.A.L., Glenn Hughes o Barón Rojo, entre otros.
Su segundo disco “Sangrando”, ya con la presencia de Gabriel Brikman como guitarrista y nuevo manager, es el álbum más notable de este período y un mojón en la historia del metal local. Casi un cuarto de siglo después del nacimiento del metal en Uruguay, los desafíos siguen siendo los mismos, generar una escena digna y profesional para las bandas, y que estas tengan propuestas artísticas de nivel internacional.

¿EL AÑO DEL METAL?
2007 será recordado en Uruguay como uno de los mejores años del metal local. Shows de bandas reconocidas mundialmente, festivales internacionales, giras por el interior, crecimiento de bandas locales, nuevos discos editados, público que se acrecienta y la aparición de medios especializados han hecho de este año uno de los más prolíferos para el género.
Uruguay siempre estuvo fuera de los tours sudamericanos de las grandes bandas del norte. Excepcionalmente llegaba alguna gracias a extrañas conjunciones astrales y a algún temerario productor. La memoria se remonta a la primera mitad de los ‘80 con Van Halen y Barón Rojo (los españoles volverían en 2000), Iron Maiden en 1992, los suecos de Hammerfall en 2001 y Deep Purple en 2006. Todos fueron shows exitosos y demostraron que en este alejado paraje existe un público ávido de metal y buena música. El año pasado finaliza lo confirmaría y doblaría la apuesta.
El 21 de abril en el Montevideo Metal Fest II, que se llevó a cabo en el Velódromo, Sepultura llegaba por primera vez a Uruguay luego de más de dos décadas de carrera.
Epica llegó a Uruguay tan solo ocho días después de Sepultura. La empresa belga Katoen Natie, en el marco de los festejos por la ampliación del muelle del puerto de Montevideo, organizó un evento gratuito con la participación de la ascendente banda holandesa de gothic metal. Según la organización, veinte mil personas se dieron cita frente al enorme escenario instalado frente a la escollera Sarandí.
El 23 de agosto, Living Colour brindó un memorable show en el Teatro Plaza. Si bien no es una banda estrictamente de metal, en 1993 con el disco “Stain” llamó la atención del género influenciando a muchas bandas.
El 4 de noviembre, la banda estadounidense Exodus realizó el mejor show de metal del año. El festival, que tuvo lugar en el Teatro de Verano, contó también con la presencia del argentino Oconnor y las bandas nacionales Crepar y Reytoro. Los norteamericanos son pioneros del thrash de la fermental Bay Area de San Francisco en los ‘80. En Montevideo tuvieron el mayor público de toda su gira sudamericana.
Las visitas de bandas argentinas son una constante, pero en 2007 batieron récords. Podemos enumerar, además de los ya mencionados, las visitas de Tren Loco, Horcas, Logos, Lorihen, Mastifal y Serpentor.
El 2008 dirá si se mantiene el nivel alcanzado o si solo ha sido un espejismo en el eterno desierto. De todos modos, podemos confiar en que el metal en Uruguay no morirá gracias al compromiso que todo buen fan mantiene con una cultura que va más allá de lo musical y a un orgullo que ni modas ni festivales masivos harán cambiar.
Luis de Avila
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